domingo, 22 de junio de 2008

SWEDEN ROCK FESTIVAL 2008

4 al 7 de junio de 2008. Solvesborg (Suecia)

Ya me lo advirtieron el año pasado cuando me estrené en esta maravillosa locura llamada SWEDEN ROCK FESTIVAL, “cuidado que engancha”. Y la verdad es que en este 2008 no he podido resistirme y he repetido experiencia en el que a mi entender y por referencias se convierte en el mejor y más completo festival rockero del estío europeo.
En cuanto a organización, asistencia, servicios, etc, siguen igual de bien e incluso puliendo pequeños detalles que podían quedar de ediciones anteriores, en este aspecto siempre mejorando.
En lo puramente musical el cartel se presentaba tremendo en cuanto a nombres, abarcando un amplísimo espectro de estilos dentro del rock, desde el death metal al A.O.R., pasando por el rock setentero, el power, el heavy clásico, el sinfónico, el blues y sobre todo el hard rock. Pero en esta ocasión las expectativas no se cubrieron en la medida que hubiera sido deseable, aun habiendo podido asistir a momentos realmente grandes en los cuatro días de actuaciones que consumimos. Quizá el listón se situó demasiado alto el pasado año, y en esta edición algunos de los grandes nombres, cabezas de cartel para más INRI, estuvieron bastante más flojos de lo deseado. Pero esto lo desgranaremos brevemente más adelante y respetando la cronología del evento.

En otro orden de cosas, agradecer y saludar desde aquí a todos los que coincidimos en el viaje, cada vez somos más españoles (aunque a alguno parezca que le dé vergüenza) fuimos los terceros en número de asistentes tras los anfitriones suecos y los casi vecinos germanos. Muchos coincidimos en la playa cercana al recinto, demasiado sucia por cierto, en la que hemos consumido buenos ratos reponiendo fuerzas para la batalla musical que nos esperaba.
Para terminar esta pequeña introducción, reiteraré la humilde recomendación que desde aquí hacía a los promotores y responsables de festivales en España, por favor, dense una vuelta por el Sweden y tomen nota de cómo se organiza un Festival rozando la perfección. Todo lo que sea mejorar será bueno para todos.

MIÉRCOLES 4 DE JUNIO
No demasiado podemos comentar respecto al primer día de festival, ya que el vuelo que nos llevó hasta Copenhague aterrizó en tierras danesas cuando ya habían comenzado las actuaciones, y esto sumado a las casi dos horas de trayecto por carretera que tuvimos que realizar, hizo que llegáramos cuando ya habían descargado gente como los folkie-metaleros fineses KORPIKLAANI, que según nos dijeron fueron una fiesta total una vez más, los locales ASTRAL DOORS a los que me hubiera gustado mucho ver y de cuya actuación no tenemos referencias, o los rockanroleros australianos AIRBOURNE que según parece se salieron con su rollo directo recordando a sus paisanos AC/DC.
La primera actuación que tuvimos ocasión de presenciar fue la de los power épico metaleros SABATON, de los que no tenía apenas conocimiento y que con un buen puñado de temas directos e himnos levantaron al personal que les seguía en buen número en el escenario Sweden, y se notó que jugaban en casa. No estuvieron mal para empezar la fiesta.
Tras Sabaton, paseíto para echar un vistazo al puesto oficial de camisetas de los grupos participantes, mucho más completo y variado que el pasado año y donde alguna cayó, y un poco de atención para los sureños FIVE FIFTEEN que sonaban bastante bien combinando voz masculina y femenina. Después arrastrado por la curiosidad y por los gustos de algunos de nuestros compañeros de viaje nos acercamos a ver a los black metaleros SATYRICON. No fueron excesivamente cargantes, pero vamos, tampoco les hice excesivo caso a pesar de alguna foto para la que posé como si estuviera entregado al mundo de la oscuridad, je, je...
Despedida y cierre de la primera media jornada con un paseo por la carpa Gibson en la que destripaban su rock’n’roll desgarrado y directo SWEET SAVAGE en forma de versión de AC/DC. Viendo la devoción, lógica por otra parte, que existe en el festival por la banda de los hermanos Young no quiero ni pensar en la locura que supondría verles tocar allí.

JUEVES 5 DE JUNIO

Ya casi se me había olvidado lo temprano que amanece en esta época del año por tierras escandinavas y que aunque tengan mucho Ikea y mucha historia son incapaces de poner persianas en las ventanas, por lo que cuando me quise dar cuenta tenía un sol de justicia achicharrándome la cara y haciendo que me levantase antes de lo previsto.

Llegamos a medio día al recinto festivalero para asistir a una de esas pequeñas golosinas que prácticamente sólo se pueden ver en este evento. Hablamos de los holandeses PICTURE, un grupo ochentero que nunca pasó del underground metalero, pero que carisma y sabor añejo tenían en sus trabajos de los que dieron buena cuenta en su hora y media de actuación, llena de actitud y ganas, y por qué no, también con un muy buen sonido. Centraron su actuación en sus discos más puramente heavies y reconocibles, “Eternal Dark” y “Diamond Dreamer”, dejando de lado el más melódico “Marathon”, y enganchando a los que nos acercamos a verles con su buen hacer sobre las tablas. Como curiosidad indicar la presencia de la familia de los músicos con niños de corta edad incluidos (una vez más los niños menores de 12 años entraban gratis acompañados por un adulto, igualito que aquí), bandera holandesa en ristre con el logo del grupo. Empezaba bien primer día completo del festi.

A continuación tenía anunciada su aparición en el escenario principal el macarra frontman americano SEBASTIAN BACH, pero según parece por problemas con su vuelo no llegó a tiempo y no pudo actuar, siendo sustituido por BONIFADE que ya habían tocado el día anterior en el escenario Zeppelin y que convencieron con su hard rock directo y guitarrero, no desaprovecharon la ocasión.
Vuelta al heavy metal más clásico con los germanos PRIMAL FEAR, una banda que por mucho que digan que se repiten (algo que no comparto en absoluto), que son unos imitadores de Judas o que están muy vistos (en eso estoy más de acuerdo), a mi parece que son un ejemplo de profesionalidad y efectividad encima de un escenario. Sonaron realmente bien, con un Ralph Sheppers que se salió literalmente, con una formación en la que el protagonismo de Matt Sinner sigue siendo patente, junto a la incorporación del nuevo y brillante guitarrista Magnus Karlson (Allen Lande, Starbreaker, Last Tribe) que se ha acoplado perfectamente al engranaje de la máquina alemana.

Además venían con reciente y brillante trabajo que ofrecer “New Religion”, del que nos mostraron algunos de sus buenos temas como “Sign Of Fear”, “Fighting The Darkness” o la brillante “Face The Emptiness” que sonó tremenda, junto los clásicos de siempre que esperan escuchar los fieles del grupo. Así sonaron y se corearon “Silver & Gold”, “Nuclear Fire”, “Angel In Black”, “Chainbreaker” o el himno “Metal Is Forever”. Muy buen concierto de Primal Fear que se suman a lista de esas bandas que siempre cumplen.
Un par de horitas de relax para dar una vuelta por la playa, refrescarnos, avituallarnos y observar en buena medida la avasalladora descarga de los thrashers de la bahía de San Francisco TESTAMENT. Otros que venían con un gran disco debajo del brazo como es su última entrega “The Formation Of Damnation” y al igual que los Fear nos ofrecieron alguno de sus trallazos como las rotundas “More Than Meets The Eye” o “The Evil Has Landed” en las que la banda se entregó a tope con un Skolnick brillante y un Chuck Billy tan orondo como poderoso. Por supuesto el resto del repertorio estuvo lleno de clásicos sonando “New Order”, “Alone In The Dark” o la archi conocida “Souls Of Black” entre otras. La apisonadora californiana pasó por el escenario Rock.


A continuación algo más tranquilo para recuperar la verticalidad del cuello y presenciar la vuelta de los melódicos británicos DARE con el guitarrista Vinny Burns acompañando al vocalista Darren Warthon. En esta ocasión nos quitamos una espina que teníamos pendiente con esta banda, ya que las veces que les habíamos visto tanto en Madrid como en Inglaterra habían hecho unos conciertos demasiado acústicos y tranquilos y no acabaron de llenarnos. Algo que sí consiguieron en esta ocasión con un muy buen concierto de hard rock melódico en el que Vinny se dejó notar, junto a la acústica del jovenzuelo Richard Dews, para darle mucho más cuerpo y consistencia a los temas. Dieron un buen repaso a su discografía, incluso incluyendo en su set la electro-acústica medio western “Chains” del segundo disco del grupo “Blood From The Stone”, incomprensiblemente olvidado hace tiempo en sus conciertos que sonó muy bien aunque me hubiera gustado que también hubieran metido “We Don’t Need A Reason”. Evidentemente los mejores momentos se vivieron con los temas de su obra cumbre “Out Of The Silence”, sonando tremendos con “Into The Fire” y “Abandon” donde lució el teclista junto a los magníficos coros de Dews y Burns. La parte más emotiva vino como siempre con el recuerdo al llorado Phil Lynott en la interpretación de “Emerald” y la preciosa “King Of Spades”, para cerrar por todo lo alto con el ex guitarrista de Thin Lizzy Brian Robertson en el escenario para interpretar los clásicos “Jailbreak” y “Rosalie” de la leyenda irlandesa. Cierre perfecto para una gran actuación.

Tras el buen sabor de boca que nos dejaron Dare, seguíamos en onda aun más melódica con la reformación de los míticos E.L.O. (Electric Light Orchestra), sin la presencia del carismático cantante Jeff Lynne, pero sonando realmente finos y elegantes, quizá demasiado para el entorno que les rodeaba que estaba afilando las garras para la descarga final de la noche. Pero afortunadamente en el Sweden caben todo tipo de gustos y sabores, y pudimos disfrutar de un buen rato de rock sinfónico popero, por llamarlo de alguna manera, que nos trajo a la memoria las primeras escuchas radiofónicas aunque fueran blanditas hace ya bastantes años. Sonaron muy bien, y el rato que les preste atención me pareció que la gente disfrutó bastante con ellos.
Y era hora de ponerse las pilas y prestar atención al nuevo show de los dioses JUDAS PRIEST. Había ganas, inquietud, hambre de ver que tenían que ofrecernos Halford y Cia. aquella noche, con el aliciente añadido de descubrir, aunque fuera mínimamente, el nuevo montaje de la banda basado en su obra conceptual “Nostradamus”. Pero… la desilusión fue bastante grande, no porque nos encontráramos con un concierto de clásicos de Judas que nunca sobra, además con el atractivo añadido de recuperar temas que hacía mucho tiempo que no ejecutaban en directo como “Eat Me Alive”, “Between The Hammer And The Anvil”, “Rock Hard, Ride Free” o “Sinner”. La causa del desencanto generalizado fue el bajo estado de forma de Rob Halford, incapaz siquiera de disfrazar sus ya evidentes carencias vocales y con un aspecto físico bastante desmejorado respecto a la gira de su anterior entrega en estudio “Angel Of Retribution”, álbum del que por cierto sólo interpretaron la preciosa balada “Angel”. El resto de la banda cumplió como siempre, sólidos en las bases Travis y Hill y brillantes en las guitarras Tipton y Downing, con la puesta en escena habitual y con escasas referencias a “Nostradamus” en forma de telón inicial con la portada del disco de ojos incandescentes para interpretar la más que correcta “Prophecy” que me convenció bastante, al contrario que la más espesa y oscura “Death” que insertaron en mitad del set con Halford apoyado en un bastón que no sabemos muy bien sólo si sólo era parte de la escenificación pero que pareció toda una premoción. Antes cayeron los clásicos inevitables como “Metal Gods”, “Breaking The Law”, “Electric Eye” que se me hizo rara al no escucharla al principio del concierto, y el himno “Painkiller” que sacó a relucir todas las carencias de la voz de Halford para tristeza y enfado de sus fieles. Subieron el nivel en los bises a base de Harley en “Hell Bent For Leahter”, con la fantástica “The Green Manalishi” que defendieron bastante bien y con la festiva y machacona “You’ve Got Another Thing Coming” para echar el cierre de manera algo más digna, pero sin poder maquillar la actuación más floja con diferencia que recuerdo del grupo, sobre todo de Halford, y van unas cuantas. Pero lo peor es que me da la impresión que esto no ha sido sólo una mala noche y que por desgracia nada es eterno y los años pasan factura inexorablemente. Ojala me equivoque y en sus próximos conciertos, en el Kobeta sin ir más lejos, me tapen la boca y vuelvan al nivel de lo que requiere y exige el nombre y la trayectoria del mejor grupo de heavy metal de la historia. No creo que ha nadie le joda más que a mi esta crónica.

VIERNES 6 DE JUNIO

Tras la pequeña decepción del día anterior, encaramos la tercera jornada en Solvesborg con un panorama realmente interesante. Empezó la cosa tempranito, a medio día, con la presentación en sociedad de la nueva formación de la banda del teclista Andre Andersen ROYAL HUNT. Especial curiosidad tenía por ver como se acoplaba la voz de Mark Boals a las exigentes composiciones del músico danés, y la verdad es que me convenció bastante, llegando muy bien a los registros más altos y adaptándose muy bien a los temas clásicos de la banda con los que tan alto había puesto el listón en directo su anterior vocalista John West.

Boals mostró una imagen bastante sobria y heavy, pantalón y chaleco de cuero y pañuelo oscuro cubriendo su cabeza, lejos de los pelucones de antaño, y en concordancia con el resto de la banda que lo hizo muy bien instrumentalmente con Andersen como protagonista principal, pero dejando cancha a los guitarristas para que tuvieran su cuota de participación, además de la siempre efectiva y entregada labor del bajista de House Of Shakira Per Schlander. No me puedo olvidar de la importante labor desarrollada por las dos coristas que apoyaron y dieron cuerpo a la pomposidad creativa que mostró el combo. Como vino siendo habitual con todos los grupos que actuaron con nuevo disco reciente dejaron alguna muestra del mismo, en este caso tres o cuatro cortes de su “Collision Course – Paradox Part II” que encajaron perfectamente en el set de clásicos del grupo con momentos álgidos como “Message To God”, “The Mission”, “Never Give Up” en la que brilló especialmente Boals, o la barroca “Last Goodbye” que puso el cierre a una buena actuación.
El aperitivo estuvo bien, pero a continuación venía uno de los paltos fuertes. Incomprensiblemente para mí los californianos TESLA fueron colocados a las 13:30 con un sol que partía las piedras para ofrecernos una de las mejores actuaciones del festival. Ya nos dejaron exhaustos hace unos meses con su tremendo concierto en Madrid, y en esta ocasión volvieron a estar a un grandísimo nivel musical y de entrega, en un escenario mayor pero con un repertorio más corto por razones de horario. Y es que cuando un show comienza con “Cumin’ Atcha Live” y termina con “Edison’s Medicine”, muy mal se tiene que dar para que no resulte un conciertazo. Más aun cantadas por un tío tan carismático y magnético como Jeff Keith que ha mejorado una barbaridad su aspecto físico, e interpretadas por unos pedazo de músicos como los que componen el grupo, con mención especial para un guitarrista inmenso como Frank Hannon que volvió a salirse con sus Gibson tanto eléctricas como acústicas, de flecha, de dos mástiles, sencillamente magistral. Estuvo muy bien secundado por Dave Rude en la segunda guitarra, sobre todo en los himnos “Modern Day Cowboy” y “Little Suzi”, brillando junto al bajista Brian Wheat que no paró metiendo buenos coros y dotando de compacidad al sonido del grupo junto al siempre cumplidor Troy Luccketta desde los tambores.

Además de los temas ya referidos, cayeron trallazos del calibre de “Hang Tough”, la más actual “Into The Now” o “What You Give”, además de la ya consolidada versión de “Rock Bottom” de UFO en el set del grupo siendo una vez más otra de las destacadas con sus magistrales guitarras dobladas. La parte más acústica que tantas alegrías ha dado a los de Sacramento también estuvo presente con otra versión que ya han hecho suya “Signs” de los Beatles de aquel maravilloso “Five Man Acoustical Jam” que a día de hoy además de pionero sigue siendo el mejor disco acústico que he escuchado en mi vida, y con la preciosa e intensísima balada “Love Song”. Resumiendo, he tenido que esperar muchos años para volver a ver a Tesla en directo y ahora que he tenido la suerte de verles dos veces en poco tiempo, por mí que sigan viniendo a Europa habitualmente, no pienso perdérmelos.
Había empezado ciertamente bien el día, y ahora llegaba uno de esos momentos de diatriba en el que coincidían dos actuaciones apetecibles y había que decidir. No nos complicamos la vida y comenzamos a ver la que nos pillaba más cerca, en este caso la del gran JOE SATRIANI, salió a escena lleno de energía a comérselo acompañado de unos músicos de lujo que adornaban sus maravillosos desvaríos guitarreros, con una figura destacada como la del mítico bajista Stuart Hamm. En apenas cinco temas comprobamos que el nivelazo instrumental que mostraban Satriani y compañía era más adecuado para otro entorno más íntimo y menos disperso, y aun así pudimos disfrutar de composiciones tan inmensas como “Always With Me, Always With You” o “Satch Boggie”.
Ración de virtuosismo consumida y paseo hasta el escenario Sweden para ver la mitad de la actuación de los únicos que repetían respecto al cartel del año anterior, los británicos FASTWAY. Acompañaban al ex guitarrista de Motörhead Fast Eddie Clark los mismos que el año pasado, con un Toby Jepson (Little Angels) que volvió a mostrar una gran forma vocal, y con un John McNanus (Mama’s Boys) más en segundo plano con su bajo. En esta ocasión me sorprendieron y convencieron menos, elegantes y correctos, con ciertos dejes bluesies, pero menos intensos y directos que en la edición del 2007. Me dejaron a medias.
Hora de comer y prolongada visita a la playa para coger fuerzas para la tarde noche que se presenta muy intensa. Entre medias y mientras estábamos a las orillas del Báltico descargó el ex guitarrista de Kiss ACE FREHLEY que no me llamaba demasiado la atención y que según me comentaron cumplió sin más con especial énfasis en los temas de la banda que le dio a conocer, y se produjo la conmemoración del día nacional de Suecia con la breve aparición en el escenario principal de TEAM CANS, que no era otra cosa que el cantante de Hammerfall con un coro para interpretar el himno nacional sueco. Cuando volvimos al recinto de conciertos estaban terminando su show los hard rockeros THE POODLES, pudimos verles cerrar con el single “Seven Seas” una actuación que sirvió para presentar al nuevo guitarrista sustituto de Pontus Norgen y que según nos cuentan fue bastante más floja que la de Madrid hace unos meses.
No tenía especial interés en ninguno de los grupos que actuaban las dos siguientes horas, pero paseando por los escenarios me encontré con los glameros HANOI ROCKS y empezaron a convencerme con su rollo macarra y trasgresor con un Michael Monroe al que vi bastante más activo y acertado que en su aparición en el Lorca Rock hace un par de años y donde no vi al guitarrista Andy McCoy. Me engancharon algo más de media hora hasta el final de su concierto y creo que por fin vi en su mejor versión a esta banda, con buen sonido y mejor actitud.

Siguiendo con el paseo por los escenarios y para sacarnos un poco la laca de encima nos encontramos de morros con la brutalidad de los forenses detah metaleros CARCASS. Al igual que me sucedió con Satyricon el primer día no me parecieron tan desagradables, pero vamos, cuartito de hora y después de que el cantante soltara un par de chorradas despectivas refiriéndose a los grupos hard rockeros a coger sitio en el escenario grande para los siguientes.
Y lo siguiente era nada menos que WHITESNAKE, que siempre será el grupo de Coverdale, pero más vale que esté en mejor forma que en el Sweden porque sí no la leyenda de la serpiente blanca se va a arrastrar más de la cuenta. Si la voz de Halford estuvo floja el día anterior, la de Mr. David casi ni compareció en escena, no llegaba prácticamente a nada, ni en el “Is This Love”, realmente triste ver como dejaba que los muy buenos coros del guitarrista Reb Beach y el bajista Uriah Duffy le sacaran las castañas del fuego. Una cosa es estar mal por lo que sea, y otra cosa es dejarse llevar por la entrega del público y la solidez de tus músicos de forma tan descarada. Dicho esto el resto queda en muy segundo plano, y eso que fue bastante bueno. Tanto la escenografía preciosa con unos resultones paneles ilustrados con el logo del grupo a lo largo del escenario, como las buenas luces de que gozaron a pesar de tener aun claridad solar, y sobre todo la gran labor del guitarrista Doug Aldrich que se superó a si mismo para contrarrestar la pobre y displicente impresión dejada por su jefe. En cuanto al repertorio, que dicho lo dicho es casi lo de menos, eché en falta mi favorita de la banda “Guilty Of Love”, que venían incluyendo últimamente en alguno de sus shows, cuestión de tiempo supongo, y presentaron en directo cuatro de sus nuevos temas, empezando por la inicial “Best Days Of My Life” acompañada por la cañera “Can You Hear The Wind Blow” donde se salieron Beach y Aldrich, por la más bluesie “Lay Down Your Love” y por la preciosa balada “You’re All I Want” que fue en la que mejor se defendió Coverdale y de las que más me gustó, junto a la enorme “Here I Go Again”. El resto, sota, caballo y rey, “Still Of The Night” para cerrar y antes “Cryin’ In The Rain”, bastante desastrosa, “Gimme All Your Love” cantada casi en su integridad por el público, y “Fool For Your Lovin’” y “Love Ain’t No Stranger” cumpliendo sin más. Una auténtica lástima, y al contrario que con Halford creo que esto sí que habrá sido sólo una mala tarde y que una de las mejores voces del rock de la historia tendrá capacidad de reacción y volverá por sus fueros. Más le vale.
Afortunadamente tras el desencanto vino la satisfacción de la mano de unos que nunca fallan, los británicos SAXON. Otros que he visto un buen puñado de veces y que nunca me han defraudado, siempre se dejan todo y casi lo que menos importa el si suenan más o menos bien (normalmente bien), si el sitio es más o menos grande, o cuanta gente esté viéndolos, da igual, son apuesta segura y ganadora siempre. Para la ocasión contábamos con el aliciente añadido de ver su mítico águila de luces que movieron por todo el mundo en sus giras ochentenas y que hace bastantes meses han recuperado para algunos de sus shows. Fue más bonito y emotivo que efectivo o espectacular, sólo bajaron tres o cuatro veces, pero al final tampoco importó tanto y nos quedamos con la energía, la clase y la entrega habituales, con un set muy próximo al que interpretaron en Madrid en la presentación de su último disco “The Inner Sanctus” con algunos temas del mismo destacando “I’ve Got To Rock (To Stay Alive)” como total declaración de intenciones que nos puso a todos a botar con la sentida referencia de Byfford para Kai Hansen, Andy Deris y Lemmy que la grabaron junto a él para el single. Evidentemente los mejores momentos y la locura se desataron con “Princess Of The Night”, “Wheels Of Steel”, “Strong Arm Of The Law” y sobre todo con “Motorcycle Man” y “747 Strangers In The Night” que sonaron tremendas con las guitarras de Paul Quinn y Dough Scarrat afiladas como cuchillos. Más de lo mismo, les hemos visto cien veces, pero como decía a cerca de Tesla, no me importa lo más mínimo mientras sigan con este nivelazo y estas ganas, y este año quedan por lo menos un par de citas más, y al final casi siempre levantan los festivales. Grandes Saxon.
Recuperamos la sonrisa y enfilábamos la recta final del viernes con otros grandes. Aunque tuvieron un periodo de zozobra musical a mi entender con sus experimentos en forma de discos anteriores, ahora vuelven a recuperar bastante terreno perdido y su última entrega “Songs From The Sparkle Lounge” es más que digna y nos devuelve a los DEF LEPPARD más rockeros y guitarreros, aun sin llegar a sus mejores cotas que hicieron de ellos uno de mis grupos favoritos. Esto, unido a que hacía más de quince años que nos les veía en directo supuso que mis ganas por que llegara la hora de su actuación fueran enormes. Llegó la hora, precioso escenario, pantallas de video, luces tremendas, sonido casi perfecto con los primeros acordes de “Rocket”, y la voz de Joe Elliot que casi no se percibe, ¡¡¡Noooooooooooo!!! ¿otro caso Coverdale, Halford?. Por fortuna no se repitió la historia, le costó calentar, pero la voz del frontman del grupo fue creciendo en el transcurso de la actuación y sin ser ni mucho menos perfecta al menos estuvo a la altura, siempre muy bien ayudada por los que, probablemente sean los mejores coros del hard rock mundial, a cargo de los guitarristas Phil Collen y Vivian Campbell y del desmejorado bajista Rick Savage. Todos ellos sonaron tremendos, junto al batería Rick Allen, con una estética muy ochentena y dando cuerpo y forma a una gran actuación. No se anduvieron con sorpresas raras y tiraron de manual, seis temas del “Hysteria”, tres del “Pyromania” (de este eché de menos alguno), los dos singles del “Adrenalize”, un recuerdo original y nostálgico para el “Mirror Mirror (Look Into My Eyes)” del “High n’Dry”, una cagadita en forma de versión como fue la cargante y sosa “Rock On” de David Essex, y los tres mejores y más directos temas de último disco. Todo esto en casi hora y media que se nos hizo a todos bastante corta, pero realmente intensa, con elegancia y clase a raudales en “Animal”, “Love Bites” o “Hysteria”, y con actitud rockera total cuando sonaron las nuevas “C’mon, C’mon”, “Nine Lives” o la acelerada “Bad Actress” que encajaron perfectamente entre el personal. Un personal que como era previsible participó totalmente en las súper directas y festivas “Make Love Like A Man”, “Armaggedon It” que sonó de escándalo, “Photograph” algo más floja y eso que es mi favorita, la más comercial y algo empalagosa “Pour Some Sugar On Me”, y las finales “Rock Of Ages” siempre buenísima y la divertida “Let’s Get Rocked” que nos mandó a todos a dormir con ganas de más. A ver si se dejan caer por la piel de toro en un recinto decente, nos presentan con más rodaje su último disco y vuelven a deleitarnos con sus clásicos con más tiempo. Nos dejaron con hambre.

SABADO 8 DE JUNIO
Y llegó la última jornada del festival, con el cuerpo notando el paso de los días y las actuaciones, pero con un panorama también muy interesante con algunos de los nombres que más me atraían a priori. Era el caso de los primeros que nos echamos a la cara y al oído, los yankees LIZZY BORDEN, con una estética completamente renovada más cercana al black o al death metal, manteniendo su toque teatral, y sobre todo su estilo heavy hard rockero lleno de garra y melodía. La verdad es que la primera impresión cuando uno se encuentra a Lizzy y sus compinches con esos maquillajes terroríficos, esas máscaras que no paró de cambiarse durante el concierto y esa escenografía tan oscura, es realmente sorprendente y chocante. Pero en cuanto se empieza a prestar atención a la música todas las posibles dudas se desvanecen y nos encontramos con un show que nada tiene que ver con su aspecto visual y que nos lleva a los mejores tiempos de metal melódico americano con temas claros, directos y sencillos que nos hacen disfrutar e involucrarnos en el show.

A lo largo del mismo dieron un buen repaso a la trayectoria musical del grupo con un buenísimo sonido e interpretación, sin olvidar ninguno de sus trabajos, pero obviamente centrándose en sus dos últimas obras, “Deal With The Devil” y “Appointment With Death”, con temas como “Tomorrow Never Comes”, “Perfect World (I Don’t Wanna Live)”, “We Only Come Out At Night” o “There Will Be Blood Tonight” que sonaron de lujo, junto a otras más añejas como “Be One Of Us”, “Sins Of The Flesh” o la potente “Me Against The World” donde terminó su temática teatral en el foso de los fotógrafos y entre los fans entregados de la primera fila manchándolos de supuesta sangre que había brotado anteriormente de Lizzy tras pasar su famoso hacha por la boca y mantener un bonito romance con una calavera. Pero a todo esto los temas no eran en absoluto oscuros ni terroríficos en su concepción musical, y lo remataron a golpe de puro hard rock clásico y festivo con su pegadizo “We Got The Power” ya sin máscaras, mi capas, ni calaveras, ni artificios, y con una endurecida versión del mega clásico “Long Live Rock’n’Roll” de Rainbow, que no fue la única cover ya que antes había sonado con rotundidad la motera “Born To Be Wild”. Muy buen concierto, en el que era curioso el contraste entre la imagen y la música, y que sirvió para divertirnos y engancharnos como los que más. A ver si es verdad lo que nos comentó el propio Lizzy Borden por la tarde y les tenemos tocando por España el próximo otoño, cita muy recomendable.
Muy alto habían dejado el listón los chicos del hacha para comenzar el día y le tocaba el reto de franquearlo a otros animales de directo como son los helvéticos GOTTHARD. Afortunadamente son bastante más fiables que su selección de fútbol y volvieron a ofrecernos otro tremendo concierto, al igual que Tesla a una hora muy poco acorde con su clase y pegada, pero poniendo a botar a la ingente cantidad de fans que gozamos con su más de hora y media de descarga. Escenario sencillo, pero amplio en el que se movieron sin parar y como pez en el agua un afinadísimo y entregado Steve Lee que se mostró como uno de los mejores frontman del festival, junto al siempre sonriente y eficiente guitarrista Leo Leoni, para animar el cotarro a base de temazos. Desde el inicio con “Master Of Illusion”, pasando por “Gone Too Far”, “Top Of The World”, o la favorita de Mr. Leoni “Hush” que volvió a ser de lo mejor con el apoyo de los teclados hammond de Nicolo Fragile que se hizo notar mucho en todo el concierto, al igual que el batería Henna Habegger que se salió con una pegada bestial. Cumplieron perfectamente su labor el segundo guitarra Freddy Scherer más metido en harina que en otras ocasiones, y el bajista italiano provisional del que no recuerdo el nombre y que hizo que no extrañáramos al titular Marc Lynn convaleciente de un accidente de moto. Tras este frenético arranque, levantaron un poco el pie del acelerador con la preciosas “I Wonder”, “Heaven” y “Let It Be” con la guitarra de doble mástil de Leoni como protagonista, para volver a meter caña con la enorme “Anytime Anywhere”, con el single “The Oscar Goes To You” que sonó casi mejor que en estudio, y con la rotunda “Mountain Mama” con el talk box de guitarra actuando en primer plano, a todo esto con un Steve Lee que no perdió ni un ápice de fuerza y clase en su voz. Final previsible con el tema título del último disco del grupo “Domino Effect”, con la fiesta total “Lift U Up” que fue de las más coreadas de todo el festival, y el broche de oro con “Al We Are”. Final magnífico para otra magnífica entrega de Gotthard en directo, con ellos el hard rock sigue muy vivo.
Como sucedió el día anterior, teníamos un buen hueco de tiempo hasta la siguiente actuación que nos atraía y volvimos a darnos un paseo por la playa, para regresar al escenario principal con la actuación de los míticos BLUE ÖYSTER CULT a punto de comenzar. Un grupo de culto, que tuvo cierta repercusión sobre todo en Estados Unidos a finales de los 70 y primeros de los 80, pero con los que nunca he llegado a profundizar en su música en exceso. Lo que ofrecían era blues rock elegante, lleno de guitarras, hasta tres se juntaban en el escenario cuando uno de sus componentes dejaba el teclado y se hacía cargo de las seis cuerdas, y con bastante feeling y clase, aunque algo lento por momentos rozando el rock sinfónico. Me quedé con las ganas de ver al batería Bobby Rondinelli, hasta hace poco tiempo en la formación y sustituido por otro cumplidor aporreador al que no conocí, y comprobamos la versatilidad vocal tanto de Eric Bloom como de Buck Drama que se complementaron sin estridencias, pero algo faltos de fuerza. El set era reconocible, sobre todo con “Citiies On Flame”, “Black Blade”, la pesada “Godzilla”, la más melódica “(Don’t Fear) The Ripper” y la marchosa “Hot Rails To Hell” para cerrar. Correctos y solventes, pero sin acabar de enganchar.
Cuarto de hora escaso, cervecita para refrescarnos, y a ver una de mis bandas favoritas de hard rock ochenteno de las muchas que surgieron de California en aquellos tiempos, RATT. Ya me quedé con las ganas de verles en el Atarfe este mismo año, pero por lo que cuenta la gente que les vio en ambas citas acertamos al elegir. Al menos a mí sin ver la actuación en el festival granadino, esta del Sweden me pareció de lo más completa y atractiva, además de extensa e intensa. Me demostraron por qué siempre me han parecido un grupo que aporta algo más, un plus de calidad y clase que supera la media de aquella marea de pelos cardados y falsetes imposibles que nos inundó a finales de los ochenta. Ese plus, aparte de su actitud y buenos temas, lo pone sin duda el señor Warren DeMartini, un pedazo de guitarrista que a la larga fue mi favorito de todo el Sweden, y mira que los hubo buenos. La clase, garra, feeling que desprende son tremendos y brilla sobre el sólido soporte que le aportan el batería Bobby Blotzer y el bajista Robbie Crane que además metió unos buenísimos coros junto al propio Warren y al segundo hacha John Corabi, para completar la rasgada y personalísima voz de un Stephen Pearcy al que encontré en bastante buena forma. La fiesta comenzó con “Tell The World” con una actitud muy heavy, algo a lo que colaboraba la imagen sencilla y nada recargada del grupo, que continuó dando un toque más de crudeza con la primigenia “Sweet Cheater”. Tras las más monótonas y desconocidas “U Got It” y “Walkin’ The Dog”, acelerón con la vacilona “You Think You’re Tough” y la buenísima “Wanted Man” donde disfrutamos del primer solo memorable de DeMartini. Y de aquí hasta el final prácticamente todo temazo tras temazo sonando de maravilla y contagiando a una numerosa y entregada concurrencia, fueron cayendo la frenética “I’m Insane”, las más melódicas “Lack Of Communication” (otro pedazo de solo), “Lay It Down”, “You’re In Love” (súper coreada), “Dangerous But Worth The Risk”, las originales y resultonas “Slip Of The Lip”, “Way Cool Jr.” y “Lovin’ You Is A Dirty Job”, para rematar la faena por todo lo alto con la sensual “Body Talk” y la ultra festiva “Round And Round” que me puso los pelos de punta y me transportó mucho años atrás con la cara llena de granos dejándome el cuello en los buenos garitos de los que disfrutábamos en Madrid. Muy bien por las ratas, y esperemos que sean capaces de mantener el nivel compositivo y pronto nos ofrezcan nuevo material en estudio.
Si Ratt cumplieron las expectativas que tenía depositado en ellos, no menos grandes eran las que tenía para los siguientes que actuaban a continuación el escenario principal. Veinte largos años han tenido que pasar para volver a ver juntos sobre las tablas a los canadienses TRIUMPH, y la espera mereció la pena, pero a medias. Me explico, la clase, la elegancia y la calidad musical demostraron que no las han perdido en absoluto, pero la chispa, la complicidad y la explosividad que se intuía en sus videos ochentenos no se apreciaron en el Sweden. Además el set fue corto, muy corto, y algo extraño para lo que esperábamos, al menos yo de un grupo tan grande como el que nos ocupa. Se quedaron en el año 1983, nada de tres de sus joyas discográficas como son “Thunder Seven”, “Surveillance” y “The Sport Of Kings”, y sobre todo imperdonable el obviar el tema de Triumph por excelencia, “Follow Your Heart”, quince días después todavía no me lo explico. Diez temas fueron los que cayeron, la mitad incluidos en su directo de cabecera “Stages”, y curiosamente del mismo, además de la citada “Follow Your Heart”, se dejaron fuera otros temazos como “Spellbound” o “Empty Inside”, en fin, cosas de músicos. Pero vamos con los que sí pudimos escuchar y degustar de la mano y las voces del batería Gil Moore, el guitarrista Rik Emmett, el bajista y teclista Mike Levine, y del invitado a la segunda guitarra Dave Dunlop, todos ellos con bastante buen aspecto físico y vocal, mejor Moore que Emmett que se relevaron en la voz principal, con este último más centrado en mostrar su tremenda calidad con la guitarra, dejando la cancha justa para Dunlop. Sonaron muy bien los temas, como decía algo faltos de chicha, pero magníficamente ejecutados, desde el inicio con “When The Lights Go Down” que presagiaba algo grande que luego no lo fue tanto. “Lay It On The Line” resultó algo sosa con Emmett cantando algo desganado, para mejorar en “Allied Forces” y en la entrañable “Never Surrender” apoyado por la acústica de Dunlop, como preludio de la más festiva “I Live For The Weekend”. A continuación la parte más espesa con las setenteras casi sinfónicas “Blinding Light Show” y “Rocky Mountain Way” que son bastante mejores para escucharlas en casa. El final mejoró con “Magic Power” y “Rock n Roll Machine” teniendo bastante más pegada y llegada a la gente, para cerrar en el bis con la maravillosa “Fight The Good Fight”. Y se acabó, no hubo más, lo que hicieron fue bastante bueno, pero esperar veinte años para esto, a pesar del buen montaje de pantallas y luces que llevaban, me pareció excesivamente corto e inmediatamente hace que pensemos en cuantos ceros tendrá el cheque que han cobrado por su actuación. Esperemos que nos den otra oportunidad para resarcirnos.
Y de ocasión única, a ocasión única y especial para ir cerrando la cita escandinava. Y bien que se encargó de remarcarlo reiteradamente el pequeño gran genio alemán Tobias Sammet, máximo responsable de esa maravilla llamada AVANTASIA, que no volvería a repetirse en Suecia y que apenas cuenta con unas pocas fechas más en el viejo continente. Se respiraba colegueo, buen rollo, actitud y aptitud desde la intro que dio paso a “Twisted Mind” para que el torbellino Sammet empezara a disfrutar y a hacernos disfrutar rodeado de un elenco de buenísimos músicos que le acompañaron para la ocasión. Algo realmente notable y loable dada la dificultad que tiene reunir sobre un escenario a más de una decena de interpretes, cada uno con sus respectivas carreras y que sacaron adelante una notable actuación llena de guiños y momentos cómplices con el cerebro de la obra. Tras la primera andanada con Tobi como único protagonista vocal, amén de los buenísimos coros de Amanda Sommerville, Claudy Yang y del guitarrista Oliver Hartmann, apareció como siempre imponente y dominadora la figura del gran Jorn Lande para empequeñecer al jefe, algo que no pareció importarle en absoluto ya que continuó derrochando simpatía y buen rollo durante la interpretación de “The Scarecrow” y de “Another Angel Down”. Tras un breve preludio donde lucieron las teclas de Miro, se une a la fiesta el ex de Angra y Shaman André Matos para interpretar “Reach Out For The Light” que por desgracia no pudimos disfrutar plenamente ya que el micro del vocalista brasileño no funcionó como debía y deslució su primera presencia en escena, de la que más tarde se desquitaría en “Shelter From The Rain” que fue de las mejores de la noche. Entre medias hubo tiempo para la entrada en escena de otro nuevo invitado, el veterano Bob Catley que llevó sus aires británicos a lo Magnum para interpretar magníficamente “The Story Ain’t Over”. Llegó el momento del himno que da nombre al proyecto, “Avantasia”, que sonó de escándalo, con Tobi dejándoselo todo y con Sasha Paeth que junto a un sorprendente Hartmann al que sólo conocíamos en su faceta de cantante, lo bordaron con sus guitarras, siempre bien sustentados en la pegada de Felix Bohnke, batería compañero de Sammet en Edguy, y en la solidez del bajista Robert Hunecke, y por supuesto con los coros épicos y grandilocuentes en los que de nuevo Amanda y Claudy mostraron su categoría. Antes de los bises volvió el atormentado Lande para poner su voz en “Serpents In Paradise” y en “Promised Land” de nuevo fantásticas ambas. Volvieron al escenario, por cierto bastante sencillo con apenas un telón blanco pero con muy buenas luces, de forma sorpresiva con”The Toy Master”, el tema que interpreta Alice Cooper en el último disco de Avantasia, creyendo que por un momento el americano con su chistera y su levita estaba allí junto a Tobi para sorpresa de todos. Pero no era Mr. Fournier, se trataba de Kai Hansen que había actuado por la mañana a la misma hora que Lizzy Borden con sus colegas Sotrmwarrior, y que hizo muy bien su papel. Se tranquilizó el ambiente con la deliciosa “Farewell” en la que Amanda Sommerville demostró que no es sólo una chica del coro y se marcó un espectacular dueto junto a Tobi, para acabar cerrando por todo lo alto con un demoledor medley de dos de los temas que más me gustan de Avantasia, “Sign Of The Cross” y “The Seven Angels” en la que llenaron el escenario todos los que habían participado anteriormente, previa presentación del maestro de ceremonias para completar un cierre épico, festivo e inolvidable. Si podéis verlo no lo dudéis, será la única gira que hagan y es algo que merece realmente la pena.
Y faltaba la traca final, la guinda del pastel que cerraba cuatro días de convivencia rockera, con sus altibajos musicales, pero espectacular en general. Los encargados de dar carpetazo a la décimo primera edición del Sweden Rock Festival, eran los iconos del hard rock glamuroso POISON, y a fe que en mi modesta opinión fueron el cierre perfecto para una fiesta por todo lo alto. Y eso que el cuarteto norteamericano, en este caso quinteto al ir acompañados por un teclista, era uno de los nombres del cartel que más dudas me despertaba ya que creía que les iba a venir grande el papel de cabezas de cartel y que no estarían para demasiados trotes después de las continuas idas y venidas, excesos y recaídas que han venido sufriendo en su seno. Se hicieron esperar, pero en cuanto salieron a escena, tras la proyección de imágenes alusivas a la carrera de la banda y una breve intro peliculera, con el tema que bautizaba su primer disco “Look What The Cat Dragged In”, me di cuenta que había merecido la pena la espera y que estábamos ante el show americano en estado puro. Luces de impresión, fuegos, movimiento de lado a lado del escenario, sonido rotundo y limpio, y sobre todo fiesta, fiesta y más fiesta. En cuanto a los músicos, Brett Michaels mostró un aspecto físico muy saludable, con un atuendo bastante rockero, manteniendo su toque glamuroso y con un importante chorro de voz que no defraudó, C.C. Devile pareció bastante recuperado de sus múltiples adicciones e imprimió una velocidad y energía a su guitarra que por momentos rozó el punk, Boby Dall fue el que más desmejorado encontré en su imagen pero cumplió de sobra su labor tanto con el bajo como en los coros, y el batería Rikki Rocket golpeó sus parches con sencillez y eficacia, aunque tuvo algún que otro problema con su instrumento. Tras la primera sacudida siguió el desenfreno con “I Want Action” coreada voz en grito por los muchos que aguantamos hasta el final y a los que consiguieron levantar a pesar del castigo que llevaban ya nuestros cuerpos. Se refrenaron un poco con “Ride The Wind” previa charla alegórica a la libertad de la que habla la letra del tema, y con un bonito montaje visual acompañando su interpretación, y más tiernos se pusieron aun con “I Won’t Forget You” que sonó muy emotiva y para nada ñoña. Nuevo acelerón con “What I Like About You” que quedó muy bien en directo, y nuevo brote de ternura con “Something To Believe In” en la que lució la figura del teclista invitado junto a un muy buen solo de C.C. que consiguió relajarse por un momento. Tiempo para las versiones con “Your Mama Don’t Dance” que nos puso a todos a bailar con su ritmo tremendamente contagioso, al igual que “I Need To Know” que parecía más de los Ramones que de su autor original Tom Petty. Y de aquí al final sin para de botar, salvo otra tierna incursión con la balada por excelencia del grupo “Every Rose Has Its Thorn” con Michaels tirando de acústica como en otras fases del concierto. Los singles claros que hemos escuchado cien veces nos volvieron hacer mover el culo, “Unskynny Bop” puro vacile con Bobby Dall marcando el paso con sus cuatro cuerdas, “Fallen Angel” uno de los mejores temas, si no el mejor que han escrito Poison y que en directo me supo a gloria, “Talk Dirty To Me” subida de revoluciones igualmente divertida, y para terminar entre confeti y fuegos con “Notning But A Good Time” la definición perfecta, para la escasa hora y cuarto que nos ofrecieron y que nos supo a poco. Este es el único pero que le pongo al grupo, que aceleraran tanto para terminar tan rápido y dejándonos con ganas de mucho más, el resto me pareció lo que debe ser una fiesta de rock, ni más ni menos.
Y con una sonrisa en los labios, con el cansancio que iba reapareciendo según nos acercábamos a la carpa discoteca para pegar los últimos guitarrazos al aire, y con la sensación de haber vuelto a asistir a otro gran acontecimiento llegó el final. Vuelta a la habitación, madrugón relativo para preparar el equipaje, desayuno y vuelta a Copenhague para coger el vuelo de regreso a Madrid. Un año más, Gracias Suecia, Gracias Sweden Rock.
Mariano Palomo

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