jueves, 18 de febrero de 2010

GAMMA RAY / FREEDOM CALL / SECRET SPHERE

13 de Febrero de 2010. Sala La Riviera

No empezó la cosa con muy buen pie. Las puertas de La Riviera se abrieron a las 19:00 horas, tal como estaba anunciado. Hasta ahí todo bien, pero a medida que avanzaba la cola y nos acercábamos al acceso nos dimos cuenta de que ya escuchábamos tocar a los primeros de la noche. SECRET SPHERE debieron empezar a los pocos minutos de abrir las puertas, si no a la vez. Esto pareció no desmoralizar a los teloneros, que echaron muchas ganas que la gente supo valorar. Era curioso ver que la sala aún no estaba llena, pero todos los que ya habían entrado se encontraban en la pista. Muchos no los conocíamos de nada, pero, como digo, sabemos darnos cuenta de cuándo un grupo merece la pena. Personalmente sólo sabía que son italianos y que llevan cinco discos a sus espaldas. Este sexteto practica un power no muy lejano al de las dos bandas que tocaban después. Tuvieron un sonido bastante bueno que se mantuvo a lo largo de toda la noche. Aunque no conocía casi nada, sí puedo recordar alguna que otra de las canciones que tocaron, como “Loud And Raw” o “Welcome To My Circus”, que fue de las que más me gustaron. Lo único que no me hizo gracia fue que llevasen los coros grabados, pero por lo demás, cumplieron muy bien.
A las ocho en punto abrieron fuego FREEDOM CALL. Con una rapidez pasmosa, pues sus predecesores habían acabado sólo un cuarto de hora antes. A lo largo de sólo 45 minutos los primos hermanos de Gamma Ray se las arreglaron para no dejar fuera del repertorio a ninguno de sus seis trabajos largos en estudio. Aunque dentro de lo posible intentaron presentar su CD recién estrenado, “Legend Of The Shadowking”, del que tocaron tres temas. Comenzaron con “We Are One”, siguiendo con “United Alliance”, “Thunder God”, y la muy botada y aplaudida “Tears Of Babylon”. Es de señalar que el batería Dan Zimmermann no tocó con su banda paralela. Seguro que hubiera aguantado unos cuantos conciertos con los dos grupos, pero una gira entera probablemente era excesivo. Aunque nadie le presentó, en su lugar creí reconocer a Klaus Sperling, de Primal Fear. “Hunting High And Low” dio paso a “Merlin-Legends Of The Past”. La gente se lo pasó de lo lindo, pero lo mejor estaba aún por llegar, con la magistral “Warriors”, “Land Of Light” y, por supuesto, “Freedom Call”. Muy buenos y aplaudidos.
Si anteriormente la espera había sido cortísima, esta vez se nos hizo más pesada hasta que aparecieron GAMMA RAY, nada menos que 35 minutos. Con los últimos rezagados se llegó cerca del lleno total. Hasta las 21:20 no empezó a sonar “Welcome”. Está demostrado que para Kai y sus compañeros no hay en directo ningún tema imprescindible. De una gira a otra cambian el repertorio de arriba abajo, y si alguna canción permanece en el set list, es pura casualidad. La parte positiva es que con ellos nunca te aburres, y siempre escucharás composiciones que no habías disfrutado en directo con anterioridad. La parte negativa es que a veces puede ocurrir que no acierten con la selección de temas. Y es que parece mentira que una banda con 20 años de historia, con las excepciones de “Fight” y “New World Order”, base su repertorio en tan sólo tres de sus discos. “Land Of The Free” (“Abyss Of The Void”, “Rebellion In Dreamland” y “Man On A Mission”, versión balada); “Powerplant” (“Gardens Of The Sinner”, “Armageddon” y “Send Me A Sign”); y claro, “To The Metal” (“Empathy”, “Deadlands”, “Mother Angel”, “To The Metal” y “No Need To Cry”). Esta lista habla por sí sola. Después de una canción larga como “Armageddon”, ¿a quién se le ocurre tocar enterita “Rebellion In Dreamland”? Tampoco vino muy a cuento el solo de batería, lo cual no quita que Dan lo hiciera realmente bien. Y todo el que haya escuchado las canciones de “To The Metal” estará de acuerdo en que la mayoría no son muy adecuadas para el directo. Con todo, la simpatía y entrega de Hansen y compañía pueden con todo, hasta con un repertorio tan mal confeccionado. Las más celebradas fueron “Gardens Of The Sinner” y “Send Me A Sign”. Y del último trabajo, por supuesto la propia “To The Metal”. Lo mejor vino al final, dejándonos un sabor de boca que tardaremos mucho en olvidar. Para cerrar no podía faltar el recuerdo a Helloween, con “I Want Out”. Muy bien, pero los asistentes en masa decidimos que queríamos más. Quedaban dos ó tres minutos para las 23:00, y todos sabemos que a esa hora La Riviera corta por lo sano, el pijódromo debe ser abierto en cuanto desaparezcan las hordas metálicas. Pero todos hacíamos como si no lo supiéramos. Dando la impresión de que dos mil personas se habían puesto de acuerdo, como un solo hombre pedimos insistentemente “Future World”. Creo que la última vez que había visto algo parecido fue en el 2001, cuando en la sala Revólver, hoy Copérnico, los Barón Rojo tuvieron que tocar por narices “Siempre Estás Allí”. Tan pesados nos pusimos, que Kai intentó decirnos que gracias, que lo sentía pero que no podía ser, pero antes de acabar sus excusas, repentinamente los músicos salieron escopetados volviendo acto seguido empuñando sus instrumentos. Evidentemente, alguien de la sala les acababa de decir que autorizaba un tema más. No necesitamos decir cuál fue, ni el delirio con el que fue recibido. Al final sólo pasaron 4 minutos de las once cuando todo acabó. ¿Qué trabajo le costaba a la discoteca cedernos tan poco tiempo? Evidentemente, ninguno, y es de agradecer que así lo supieron entender. Ojalá siempre las cosas fueran así.
Nacho Jordán

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